miércoles, septiembre 3, 2025
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Siguen pensando en su propio ombligo sobre la cubierta de un inmenso Titanic.

La enorme mayoría de la dirigencia política sanjuanina, tanto del oficialismo y la oposición, se ponen en foco así mismos como el tema central de la realidad provincial, concuerdan 100%, dicho de una u otra forma, que lo principal es la forma de hacer política, que ellos son el eje y que ahí reside todo. Por supuesto, desde esta mirada se desprende un lenguaje y una “forma”.

Jugadores con camiseta grande, chica o cansados, es tiempo de consenso, diálogo es evolución, hay que tener equilibrios legislativos, estuvimos y estaremos, seguimos trabajando, el proyecto, algunos no colaboran, están los que especulan y sigue la lista enorme de frases y conceptos que excluyen, y que ni remotamente nombran al principal problema: la enorme desigualdad exacerbada por la pandemia que empobreció aún más a amplios sectores medios, bajos y que se llevó puesta a pymes y emprendimientos.
Hablan de ellos como “actores” pero no del sujeto principal: el pueblo sanjuanino y sus necesidades.

El lenguaje es hermoso, permite visualizar lo que se piensa y lo que se quiere “vender”. Sólo basta escuchar a la dirigencia, tanto en lo que dice como en lo que se omite, para comprender que siempre hablan de sí mismos, que dependiendo del espacio político donde estén varía el tono y están ausentes del debate los problemas reales de los sanjuaninos.

No estoy avalando para nada la llamada anti-política que esconde lo antidemocrático, al contrario, es contra quienes interpretan a la actividad política como una “salida laboral bien remunerada” o un puente para hacer negocios y mostrarlos como logros.

Quienes actúan así, y que no son minorías precisamente, no enarbolan primero los ideales y la sociedad que pretenden, sino que estos se supeditan a la oportunidad del momento y a lo que le rinda personalmente más frutos en lo inmediato.
Por eso hoy están aquí, mañana allá, pasan de “equipo en equipo” sin ruborizarse y sin dar explicaciones, a lo sumo dicen que es una evolución.

Lo que está por debajo y motoriza este andar ambicioso e individualista es la manera “de mercado” de hacer política.
El “mercado” al imponer sus reglas convierte a los ciudadanos en usuarios o clientes, son compradores de un producto o servicio como cualquier otro y votar se convierte en un proceso de “compra”.
Los productos para ser instalados en el mercado deben tener un gran aparato publicitario que no es accesible a cualquiera y por ello siempre estarán en “punta de góndola política” los que tengan mayor respaldo económico.
El “mercado político” además, no es para cualquiera, es caro ingresar y es cada vez “más competitivo”.
El objetivo en este mercado como en cualquier otro es comercializar “el producto o servicio”. Puede cambiar de etiqueta, empaque, logo, marca y hasta de nombre pero igual eso no es relevante ya que lo que interesa es que “se venda”.
Siguiendo las reglas del marketing de los “otros productos y servicios”, no se deben mostrar problemas de fabricación o ensamblado, siempre todo es positivo y en cualquier caso la culpa de alguna falla es problema siempre de “otros competidores y productos” que distorsionan el mercado.
Ya no hay ciudadanos, sólo clientes y usuarios, es la manera neoliberal de hacer política.

Bajo este esquema la militancia y el Partido son una especie de lastre, grupos de personas que “molestan”, una herencia no deseada a la que hay que “contener” y que se suplanta con el marketing y los medios.
Quienes “llegan” adoptan inmediatamente una postura señorial, palaciega, se convierten en príncipes y princesas y disfrutan de los títulos nobiliarios y las bondades de la vida burocrática. Es la versión política del instagramer y/o mediático.
Dicho de otra manera, los productos políticos “se instalan” y rara vez son la culminación de un proceso de suma y articulación de voluntades aunadas tras una idea donde se deciden los liderazgos de manera democrática. En todos los espacios más impotantes eso no sucede desde hace muchísimo tiempo, si es que sucedió alguna vez.

Algo puede fallar…

Al no poner al pueblo, las mayorías, postergados, excluidos y discriminados primero, esta “venta” corre el riesgo de evidenciar su problema de origen: está pensada para que no se modifique la realidad en beneficio de estos sectores y que siga todo igual mientras los “políticos de turno gerencian” la situación.

Para quienes queremos una sociedad menos desigual, más justa y con desarrollo e inclusión para todos los habitantes, debemos exigir además que quienes dicen representar nuestros ideales sean consecuentes con los mismos, que la ambición política en ellos no sea sinónimo de corrupción y avaricia y que expresen su solidaridad y empatía militante con el corazón y la acción.
Hagamos las campañas de marketing que haya que hacer, pero sin mentir y decir todo de cara al Pueblo sin esconder nada y con el coraje de encarar los procesos de cambios sin temores ni prejuicios.

Si desde este lado de la historia no se vuelve a lo que debe ser, la derecha extremista como la de Milei y Espert, incluidas dentro del arco que contempla a Juntos por el Cambio en San Juan, tendrán cada vez más peso ya que se montan sobre el disconformismo de la sociedad, señalan a “los políticos populistas” como culpables, despotrican contra todo lo que sea bueno para el Pueblo y con su esa actuación de “rebeldes para que nada cambie”, quieren imponer la idea de que no hace falta tener políticos y eso es ni más ni menos, que no hace falta tener democracia y es hacer de la sociedad una ley de la selva total: solamente se salva el que tenga plata, el resto que se pudra. Eso es la derecha.

Mientras, los que siguen pensando en su propio ombligo dando rienda suelta a sus ambiciones y disfrutando en la cubierta de un inmenso Titanic que nos tiene a todos metidos adentro, son los cómplices necesarios de esa derecha nefasta que se justifica en ellos.
Se soluciona cuando los que estamos bajo cubierta asomemos la cabeza y digamos que hasta acá es la cosa, que como Pueblo queremos que nos representen quienes primero piensen y sientan en y con nosotros.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

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