Cada 29 de septiembre es el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimento, así lo acordo la Organización de las Naciones Unidas, ya que la «Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible» incluye la necesidad de disminuir el despilfarro de alimentos.
En Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año: 14,5 millones se pierden durante las etapas de producción, procesamiento y distribución de la cadena de suministro, es decir, la siembra, cosecha, traslado y almacenamiento; mientras que 1,5 millones se pierden en la última parte que es servicios de comida y familias.
La pérdida y desperdicio de alimentos implican un mal uso de los recursos naturales y humanos, generando un impacto ambiental negativo. Cuando desperdiciamos comida también desperdiciamos los recursos utilizados para producirla, como tierra, agua o energía, y contribuimos a aumentar la emisión de gases de efecto invernadero.
En el 2020 la Red Argentina de Banco de Alimentos (REDBdA) brindó alimentos a 1,6 millones de personas gracias a las alianzas con 5.237 comedores, merenderos y entidades, alcanzando el doble de comedores que en 2019.
Rescatan alimentos aptos para el consumo, los clasifican y los distribuyen de manera segura. De esta manera evitan también la generación de residuos ya que muchos de los desperdicios son aprovechables, por ejemplo, como abono para enriquecer suelos.