Este 30 de junio se cumplen 18 años de la muerte de María Gabriela Epumer, guitarrista exquisita del rock nacional, descendiente de mapuches y dueña de una mirada profunda.
Epumer integró la primera banda de chicas Rougue, después Viuda e Hijas de Roque Enroll y tocó con Charly García durante 10 años. En paralelo publicó varios materiales solistas entre los que se destaca su recordado disco «Perfume». Fue una de las figuras femeninas más importantes del rock argentino.
Nació el 1 de agosto de 1963 en el barrio porteño de Devoto y se crió en el seno de una familia musical. Su abuelo Juan Epumer fue guitarrista de Agustín Magald, su hermano Lito Epumer es una referencia del jazz-rock local y su tía Celeste Carballo sigue siento uno de los íconos femeninos del rock argentino.
Comenzó su carrera profesional a los 16 años, cuando ingresó a la banda de María Rosa Yorio para registrar el disco «Con los ojos cerrados«, y más tarde se incorporó a Rouge junto a Claudia Sinesi y Andrea Álvarez, proyecto que devino en Viuda e Hijas de Roque Enroll, la primera banda argentina de rock totalmente integrada por mujeres y que se convirtió en uno de los hitos del rock vernáculo en los 80.
A partir de 1994 Mapu, como se la denominaba cariñosamente, unió su sensibilidad a la de Charly García en innumerables conciertos, para convertirse en referencia y sostén de las andanzas musicales del creador. En paralelo con ese vínculo musical, fue armando una carrera independiente como solista, en 1995 fundó su banda A1 y grabó el disco Señorita Corazón, en 2000 editó Perfume y en 2001 Pocketpop.
Cultora de un perfil bajo que no abandonó ni en los días en que fue pareja del mediático ex secretario de Cultura y Medios de Comunicación de la Nación, Darío Lopérfido, la instrumentista se ocupó de ir ganando un respetado espacio entre sus pares a nivel local e internacional.
A los 39 años murió víctima de un paro cardiorrespiratorio; sin embargo hasta la actualidad se desconocen las causas de su deceso. Los médicos del hospital Español, quienes intentaron reanimar a la artista, calificaron el hecho como «muerte dudosa».
Su repentina muerte dejó un inmenso dolor en el ambiente musical y varios años después, su rock suave, melódico, sensible y hasta inocente se sigue extrañando.