Especial para Ahora San Juan desde España – Hugo Saquilán – Sociólogo
La ultraderecha se reorganiza para competir con el Partido Popular Europeo (PPE), la formación conservadora que domina la escena comunitaria desde hace dos décadas. Este pretende convertirse así en la tercera fuerza electoral, luego de los socialdemócratas.
Vamos a un año 2021 donde sigue reinando la incertidumbre desde hace un año por el Covid, y rodeados de decisiones gubernamentales, de confinamientos y restricciones. Los planes de vacunación en Europa se producen en forma muy lenta, afectados por las decisiones unilaterales de los grandes laboratorios farmacéuticos.
A esas incertidumbres, la ultraderecha pretende enfrentarlas con sus propios relatos e influir en las próximas decisiones electorales de amplios sectores de la población, ofreciéndose como única opción de representación en momentos de miedo. Pretende ser una opción populista al estilo de Donald Trump, ex presidente de los EE. UU. Los valores conservadores principales que levantan son “que el pueblo europeo salga de uno de sus períodos más oscuros y para situar en el centro la esperanza, la familia, el trabajo, los derechos y las libertades” (Palabras de Matteo Salvini).
Estas posiciones ultraconservadoras, xenófobas o euroescépticas fueron dadas a conocer en un reciente encuentro entre Matteo Salvini (Italia), Víctor Orbán (Hungría) y Mateusz Morawiecki ((Polonia).
Estos ensayos no son nuevos, hace algún tiempo Steve Bannon, radicado en Italia, y mentor de Donald Trump, lo intentó con la organización de una pretendida internacional populista para competir en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019. Para extender al Viejo Continente la involución conservadora que había llegado el año antes a la Casa Blanca.
“Vamos a lanzar una plataforma, una organización, un proceso, que dará a los ciudadanos que creen en una Europa tradicional la representación que merecen”, señalaba el primer ministro húngaro antes de la reunión con Salvini y Morawiecki. Tratan de construir dos bases principales, por un lado, la incertidumbre causada por la pandemia, y por otro, la lentitud de la distribución y colocación de vacunas para poder llegar a la inmunidad de grupo en Europa.
Las próximas elecciones presidenciales en Francia para 2022 podrán dar fuerza a este reagrupamiento, si Marine Le Pen pasa la primera vuelta y puede tener posibilidades de ganar en la segunda vuelta seria para ellos un gran impulso.
Está todo en movimiento. Las contradicciones internas en este polo de la derecha y ultraderecha están al rojo vivo, por conseguir espacios, perfilar discursos populistas y ponerse al frente en campañas antivacunas y anti-confinamientos.
En las próximas semanas se deberá observar cómo sus relatos, sus discursos y su accionar se van moldeando a la situación de los sectores sociales altos que desconfían del devenir económico; a los sectores medios, donde el miedo y las dudas por la pandemia más ha penetrado; y en los sectores populares, muy fuertemente castigados por el paro y la falta de ayudas públicas para solventar los graves problemas económicos y sociales.
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